(¿Existirá la posibilidad de elevar la percepción humana de la realidad a través del T’ai chi?)
1. ¡Bienvenido(a) a La Puerta sin Nombre!
¿Cómo pintas o cómo describes una puerta o una barrera sin nombre?...
Con su vasto rango de técnicas físicas, psicosomáticas, de movimientos, boxísticas, etc., el Boxeo T’ai chi (T’ai chi ch’uan) proporciona las herramientas necesarias para el cultivo interno y la expansión de los horizontes de nuestra muy humana percepción de las cosas. Hay una existencia conjunta entre la alquimia material y la espiritual.
Si conocemos el “significado interno” – energético (propio del dinamismo)- de los movimientos del Boxeo T’ai chi, podemos evitar la práctica de las llamadas “puertas laterales”, es decir, las prácticas aberrantes, dañinas y desviadas del propósito original de las disciplinas internas.
En este conocimiento encontramos su verdadero significado sin que nos perdamos en su simbolismo. ¿Cuál es ese significado?: Libre de la batalla por hacer lo que la realidad no es, la consciencia se abre gustosamente a la contingente, insustancial y efímera naturaleza de la realidad.
En otras palabras, el Boxeo T’ai chi es un viaje que inicia con un inmortal que no se sabe inmortal y culmina con un inmortal capaz de señalar el camino a seguirse para otros. La Forma de Espada (54), la Forma para dos personas (88) y la Forma Yang (108) son claro ejemplo de esto, todo un reto para el cuerpo y la consciencia.
Si no logramos conectar, hacer coexistir o lograr una existencia conjunta entre los movimientos del Boxeo T’ai chi y un cambio de percepción de la realidad, esta disciplina se vuelve estéril y árida; se torna una gimnasia más (del montón) o un arte oriental sin otro sentido, para nosotros los occidentales, que no sea el de una moda o un adorno más por mostrar en nuestras vidas. ¡Así es como esta práctica se puede volver una pérdida de tiempo y esfuerzo (gong fu), la antítesis de las artes internas!
Entonces ¿cómo conectamos los movimientos del Boxeo T’ai chi con una percepción modificada de la realidad tal y cual la vivimos hoy en día (sin entrenamiento)?...Ese es el rompecabezas que debemos armar y para el cual La Puerta sin Nombre ha sido creada.
2. Sistema Modular “Orgánico” de Entrenamiento.
Puede decirse con certeza que toda la práctica comienza con “El Básico de la Trayectoria de la Cadera” y “El Básico de las Manos que Sienten”. De aquí surgirá el resto del currículo del Estilo Yang de T’ai chi. Es un sistema modular muy interesante porque es orgánico, es decir, con una disposición o aptitud para vivir colectivamente en cuanto a sus funciones y relaciones. No es un organigrama con representaciones gráficas sucesivas de un proceso.
Aun así, continua flotando la pregunta ¿cómo conectamos los movimientos del Boxeo T’ai chi con una percepción modificada de la realidad tal y cual la vivimos hoy en día (sin entrenamiento)? Y la respuesta va encontrando su forma en la práctica misma de los ejercicios, en ese entendimiento de la “energética/dinamismo” propio de los movimientos. Sin embargo, requiere del “corazón” o compromiso del practicante, ya que sin este componente esencial todo es infructuoso, por ejemplo: aprendes la Forma Yang (108). En esa sola forma están contenidos decenas de dinamismos energéticos que deben encontrar el camino corporal y mental correcto para expresarse cabal y claramente. ¿Cómo conectar estos “movimientos” con aspectos profundos de la psique y la conciencia humana?
Ampliemos nuestro ejemplo: el concepto que dentro del Boxeo T’ai chi se denomina “enraizarse” o “conectarse a la Tierra”. La “tierra” a la que hace referencia este concepto no es simplemente la tierra material, sino el verdadero intento del cuerpo humano, es decir, algo no localizable. El verdadero intento (Tierra) es el director de miríadas de asuntos; controla el espíritu vital, es sostén de la esencia de la vida, ocupa y protege el centro del ser. El verdadero intento es completo y sincero, no posee fragmentación alguna, y debido a que contiene el impulso de vida en sí, también es llamado “el centro”. Así que para algunos practicantes “enraizarse” sólo significa asentar el cuerpo firmemente en el piso, tal vez tan firmemente que nadie puede empujarlos o jalonearlos. Muy bien, sea este un solo aspecto de este concepto. Sin embargo, ¿cómo lograr que su percepción de “enraizarse” migre, por así decirlo, a un aspecto más elevado o más profundo en donde el concepto “Tierra” se vuelva algo más importante, más vasto, más sutil y más completo, y no sólo un concepto material? Complejo ¿verdad? Porque a la par que hay que saber expresar la “energética” de los movimientos (memorizar y practicar las Formas del Boxeo T’ai chi), también hay que saber qué significado profundo hay tras del concepto, por ejemplo, el “enraizarse”. Si logramos que estos dos aspectos coexistan, habremos avanzado un paso más en nuestro viaje.
A esto es a lo que hacemos referencia cuando hablamos de un Sistema Modular Orgánico de Entrenamiento. El entrenamiento valioso y significativo debe ser una exquisita herramienta de exploración de la vida a través de una consciencia sutil. Si así practicamos T’ai chi desarrollaremos y fortaleceremos nuestras habilidades mentales, nuestras cualidades espirituales y nuestras técnicas físicas, porque no hay otra manera de realmente aprender a relajar el cuerpo y calmar la mente. Conforme la mente se calma y aclara, investigamos cómo la vida se desenvuelve ¡mientras la experimentamos en nuestro propio cuerpo y mente!
3. Meditación en movimiento.
Definiciones de meditación hay muchas. Tradicionalmente una de estas definiciones nos dice que meditar es cultivar y practicar el no apego, y que esto no debe hacerse ni demasiado intensamente ni demasiado carente de esfuerzo, en otras palabras, debe aplicarse con balance. Apropiadamente practicada, la meditación no consiste en alejar las cosas o los eventos como tampoco en egoístamente apegarse a ellos, sino más bien en “estar”. Si transferimos estos conceptos de “estar”, balance, no apego, no alejar, etc., a la práctica de Manos que Sienten dentro del Boxeo T’ai chi (T’ui Shou), encontramos que no es nada sencillo de hacerse mientras a uno lo empujan, lo jalonean, lo tratan de desbalancear, etc. Este es el aspecto medular de esta disciplina como meditación en movimiento ya que cultivar y desarrollar las habilidades psicofísicas para “dejar ir el apego” requiere de la práctica de la “corrección” o sea, de ser habilidoso en la manera como vivimos y, en el caso de los ejercicios entre dos personas dentro del Boxeo T’ai chi, de ser habilidosos en la manera como recibimos y apoyamos la fuerza del oponente.
No hay meditación en movimiento en el Boxeo T’ai chi si no hay claridad en la expresión de los aspectos esenciales del Zhan Nian Jing o las Energías Internas de Adherirse y Pegarse. Descansar y soportar; apoyar y recibir. Esto puede ser aplicado tanto a la práctica individual-solitaria como, por supuesto, en las prácticas en pareja. Se dice que el Boxeo T’ai chi es una práctica que no abusa de nadie. Las técnicas nos permiten familiarizarnos con un “modo” especial de ser que es correcto, balanceado y casi sin apego. Tratamos de no quedar atrapados en los extremos, en alguna de las trampas dualistas; por ejemplo, en el exagerado uso de la fuerza muscular o en la insuficiente expresión de esta fuerza. Sin embargo, casi al primer empujón o jalón que nos dan, aquel bien establecido hábito de apego “brinca o salta a la vista” y nos…tensamos. Esta tensión es en todos sentidos, APEGO PURO o bien PURO APEGO, por eso los ejercicios entre dos personas PUEDEN convertirse en una verdadera meditación en movimiento (siguiendo con la definición de que meditar es practicar el no apego) siempre y cuando los practicantes dejen ir paulatinamente los apegos “rústicos o rudimentarios”, es decir, apegos al cuerpo, a las dolencias y a los dolores; apegos a la impaciencia y a la agitación; apegos al aburrimiento y a la flojera; apegos a las perturbaciones externas y a las mezquinas y/o pequeñas molestias. Entonces seguirán los apegos a cosas más sutiles, por ejemplo a los sentimientos felices. Al dejar ir todos los apegos anteriores encontraremos apegos a estados de conciencia más elevados, luminosos, claros y refinados. Habiendo aprendido a dejar ir estos apegos ultra-sutiles empezaremos a tener una cierta intuición de la realidad y ahora nos apegaremos a estos “insights” (capacidades para comprender verdades escondidas), y así hasta que aprendemos a dejar ir todo (pero de manera correcta).
De esta forma puede decirse que el Boxeo T’ai chi es un método sistemático de sucesivamente aprender a dejar ir o soltar más y más apegos sutiles hasta que no quede apego alguno. Por eso es que SI es meditación en movimiento.
4. Principios.
4. Principios.
Principios Fundamentales.
Las Tres Fuerzas
Los Dos Sellos
Los Cinco Arcos
Las Tres Llaves de Control
El Poder del Eje Central
La Fuerza Espiral
Las Seis Armonías
Las Seis Direcciones
Para tener acceso a los Trece Poderes (Shi San Shi) del Boxeo T’ai chi, que todo mundo conoce, es necesario trabajar en otros principios fundamentales que representan la llave a una práctica global y bien estructurada. Estos principios fundamentales “secundarios” trabajan sobre la estructura interna del sistema cuerpo-mente; trabajan el cuerpo a su ritmo natural y lo fortalecen; trabajan maximizando y armonizando el trabajo de cada músculo, en particular los más internos, que son los que el entrenamiento más descuida. También trabajan los tendones y los ligamentos, fortaleciéndolos y estirándolos. Trabajan las articulaciones, soltándolas y ampliando su rango de movimiento, así como conectando todo el cuerpo. Desarrollan el Qi o la energía corporal, el poder de la mente y las cualidades fundamentales de T’ai chi.
Como se expuso en el punto “Sistema Modular Orgánico de Entrenamiento”, estos principios NO limitan su acción a una sola dimensión, sino que, DEPENDIENDO DEL NIVEL QUE POSEE EL ESTUDIANTE Y DEL TIEMPO QUE HA INVERTIDO EN PRACTICAR, pueden ser analizados, estudiados, investigados y experimentados a nivel Biomecánico, Energético, Combativo y Mental.
Cada uno de los principios arriba mencionados así como las Trece Energías o Poderes se desglosará en este blog.
5. Lo que tu cuerpo quiere.
Seguramente que alguna vez te habrás preguntado ¿Qué es lo que mi cuerpo quiere hacer mientras practica T’ai chi? ¿Verdad que sí? Y lo que en realidad quiere hacer puede depender mucho de tu estado anímico de ese momento o del día; del estado de salud que guardas en ese momento; de el disgusto o la satisfacción que hace unas horas experimentaste en la calle o en el trabajo; de si es una mañana de otoño o una calurosa tarde de verano. Así es el cuerpo humano.
También estoy casi seguro de que si para ti el T’ai chi ch’uan es relevante entonces mientras lo practicas sabrás que tu cuerpo quiere Moverse, Jugar, Tocar, Sentir, Percibir. Esta es la sabiduría corporal que hay que aprender a escuchar porque los cuerpos son despiadadamente honestos.
Para hacer lo que tu cuerpo quiere hacer al practicar T’ai chi requieres una sola cosa: ser tu mismo(a). ¡Oh, cielos! Ya empiezan los problemas porque: los movimientos del Boxeo T’ai chi sólo pueden expresarse correctamente cuando tu eres tú mismo(a), honesto(a) contigo mismo(a).
Cuando practiques T’ai chi presta atención a tus sentidos, a tus emociones y a tus pensamientos a la vez que prestas atención a los movimientos. En lugar de enfocarte en cosas difíciles por lograr dentro de tu práctica, tal vez te percates que sólo requieres de cosas muy básicas y simples para satisfacer tus deseos, tal vez sólo desees más tranquilidad, más movimientos que te hagan sentir espacio en tu interior, o tal vez sólo desees moverte pausada y armoniosamente.
Para que puedas argumentar que has aprendido a reclamar la sabiduría de tu cuerpo, debes comenzar por percatarte de todo aquello que te genera gozo, felicidad y paz interior. Cuando hayas reparado en esto vendrá la segunda tarea: ¡hacerlo!, cosa nada sencilla de realizarse porque exige comportamientos que no estamos acostumbrados a poner en práctica – naturalidad, espontaneidad (producto de un largo entrenamiento), “estar” en lo que hacemos, etc.
Nuestro cuerpo simplemente quiere ser eso, “cuerpo”. Ya se ha cansado de estar siempre descansando tras la mente. Quiere moverse en el mundo, quiere tocar al mundo, quiere sentir al mundo, quiere sentir el peso de las cosas, quiere sentir el jalón de la gravedad así como la fuerza centrífuga de los giros, quiere energía, paz y tranquilidad, quiere vibrar y realizar bellas líneas en el aire. A nuestro cuerpo no le gusta que lo constriñan, y ama ser frotado, empujado y expandirse. Esto es lo que el Boxeo T’ai chi nos invita a buscar en nuestra práctica. Cuando tomo en consideración estas cosas tan simples y básicas no puedo evitar preguntarme ¿por qué hay tantas personas que rechazan algo tan natural? ¿Por qué hay tantas personas que nos critican por practicarlo? Me parece que es algo tan natural como respirar y, que yo sepa, nadie critica a otro por tratar de respirar.
Cuando practiques con una pareja simplemente date cuenta de que la verdad es que nuestro cuerpo ama ser él mismo junto a alguien. La belleza de la práctica entre dos personas es que en realidad nuestro cuerpo sólo quiere expresar lo que es y siente en ese momento. Simplemente nota la apertura o las resistencias de tu cuerpo y si éstas son fieles reflejo de la realidad interna tuya, o bien, son reflejo de ideas o estereotipos adquiridos. Al final yo creo que encontrarás que todo culmina en una sensación simple…profunda…espiritual…gozosa.
Es innegable que para algunos de nosotros “sentir” sea algo prácticamente imposible de llevarse a cabo, de ahí que todo el Boxeo T’ai chi se convierta en una lucha constante y a veces en desazón. Es indispensable que aprendamos a Sentir.
¿Sientes el espacio que ocupa tu cuerpo al realizar la Forma? ¿Es este espacio pequeño o es ‘espacioso’ y amplio? ¿Realmente puedes sentir la conexión del espacio con tu cuerpo o sólo la imaginas?...estas preguntas no son simples preguntas retóricas, son preguntas reales que debemos hacernos al practicar. Aun lo perteneciente a lo espiritual requiere de nuestra fisicalidad, esto es algo básico; por ejemplo otra pregunta ¿Podemos expandir la idea de nuestro cuerpo hasta que se equipare con la imagen que tenemos de nuestro espíritu o no?
Nuestro cuerpo se organiza a sí mismo para reflejar cinestésicamente cada imagen e idea que sostenemos. Este concepto es realmente dramático y apabullante, ya que cada palabra que usamos tiene un poderoso efecto en nuestra auto-imagen. El T’ai chi es de esos pocos espacios que nos permiten ser todo lo que somos y no un conjunto segregado de agregados. Nuestra fisicalidad es expansiva (peng), contráctil y flexible, estas tres cualidades son fundamentales en la práctica del Boxeo T’ai chi.
Todo esfuerzo por averiguar quién somos es valioso e iluminador, no importa qué técnica o disciplina se practique; sin embargo, debido a que somos un verdadero universo que evoluciona, todo esfuerzo o búsqueda siempre quedará corta ya que somos vida, movimiento y descanso. Somos, por así decirlo, creadores de cosas que no podemos controlar. Danzar la danza del Boxeo T’ai chi es aceptar su misterio y al hacer esto qué bella y profunda “re-unión” experimentamos, inundada con sensaciones gráciles y sencillas.
Hay que aprender a sentir que el movimiento tiene su propia “mente” o tendencia (shi, en chino) y, en la práctica de nuestro T’ai chi, debemos arriesgarnos a dejar que esta tendencia ocurra para que nosotros simplemente nos percatemos de ella, la amplifiquemos ligera y tranquilamente y la sigamos hasta donde da lugar a otra nueva tendencia. Esto es todo. ¿Es esto acaso algo tan difícil de lograrse? ¿Merece esto tanto crítica acre por parte de los no practicantes de esta disciplina? O bien ¿Merece esto casi venerarse ciegamente por seguidores ilusos? Mi opinión es que no debería de ser así ya que en realidad somos naturalmente movimiento. Algunas personas se re-unen y vinculan fuertemente tan sólo por esta cualidad de nuestra existencia. Algunas personas se re-conocen, por así decirlo, a través de este movimiento más que por su manera de pensar o por sus sentimientos. Así de fuerte es el movimiento, aquello que somos y que nuestro cuerpo quiere.
6. El Embrujo del T’ai chi.
¿Cómo lograré embrujarte con el T’ai chi? Como cualquier brujo humano, con la sensorialidad y con la palabra.
1.-Es bien sabido que la privación de algo hace que nos sintamos más estimulados; y el mundo del T’ai chi se experimenta con los sentidos mucho antes de la palabra. ¿Y si te privo del uso exagerado de la fuerza física? ¿Y si te privo de la prisa y la des-atención? ¿Y si te privo de ser un ser insensible? Hay un cierto tiempo de duración de la práctica del T’ai chi que transforma los cuerpos, ¿cuál es ese tiempo para ti? Tal vez puedo hechizarte si puedo actuar contigo sobre el mundo no percibido mediante no sólo palabras, sino mediante posturas. ¡Aja! Puede que ahí esté una respuesta.
Mi idea es que tengas un significante biológico cautivador que esté relacionado con el Boxeo T’ai chi, por ejemplo, su forma, sus movimientos, etc., aunque la verdad debería de bastar la simple presencia percibida de un congénere (yo) para que tu mundo sensorial se ampliara, creándose así una invitación al encuentro.
Dicen por ahí que la alianza de dos organismos produce un campo sensorial en el cual cada uno posee avidez del otro. Esta alianza crea la imantación que estructura el entorno y constituye la base sensorial de la fascinación. Pero por experiencia sé que esto no es fácil que ocurra, de hecho el siguiente evento “natural” que ocurre entre individuos que se atraen intensamente es la pelea, ¿la pelea? ¿Para qué?...para preservar su individualidad. Por eso debo crear un significante biológico no que te atrape, sino que no pueda dejar de invitarte hacia allí, hacia el T’ai chi.
2.-Tengo que ser capaz de armonizar tendencias opuestas mediante maneras de coexistir cada vez más perfeccionadas. ¡Ajá! Puede que aquí esté otra respuesta.
3. ¿Qué es aquello que permite la evolución? Dice un famoso etólogo francés que el fenómeno que permite la evolución es el caos momentáneo, la capacidad de desorganizarse y de aflojar los vínculos para poder organizarse de otra manera. Vivir es innovar, engendrar anormalidad para ver si funciona. Así vivir se convierte también en asumir un riesgo.
Por eso pienso también que para hechizarte o embrujarte en el T’ai chi debo permitirte practicarlo de manera momentáneamente caótica, en donde las fallas te ayuden a organizarte de una nueva manera.
Como te habrás percatado toda esta sección del Blog ha intentado embrujarte a través de la palabra. ¿Lo logré? Porque tu sensorialidad sólo puede ser tocada en las sesiones de T’ai chi.
7. Del Homo Simius al Homo Sapiens al Homo Sapiens Sapiens.
El Camino o el Tao (Dao) es muy similar a pasar de una “mente de mono” a una mente iluminada o despierta, como Tarzán siendo un hombre no sólo en armonía con la naturaleza sino un hombre profundamente espiritual y al servicio de otros hombres.
El quid del Boxeo T’ai chi consiste en lograr que el practicante ingrese, mientras practica y realiza los movimientos de T’ai chi- sean estos en pareja, individuales, con armas o sin ellas- al estado de samadhi. De hecho el concepto hindú de SAMADHI y el concepto chino SUNG deberían de ser analizados más para encontrar sus similitudes que sus diferencias. Samadhi es otro de esos conceptos orientales, como la meditación, que puede tener múltiples definiciones, siendo una de ellas la siguiente: “Samadhi es el estado de calma concentrada producto de la meditación.” En este mismo sentido Sung es también: un estado de calma concentrada activa producto de la práctica del Boxeo T’ai chi. Es una relajación activa o alerta de cuerpo y mente.
Ambos estados psicofísicos implican no meramente equilibrio, tranquilidad y enfoque uni-puntual, sino un estado de intensa – y sin embargo no esforzada- concentración, de completa absorción de la mente misma y de una conciencia elevada y expandida.
El Boxeo T’ai chi es una de esas disciplinas, artes o actividades humanas que encaja dentro de la categoría de “inusual” en donde mientras más leemos y estudiamos, menos entendemos.
La mente “que brinca como un simio de rama en rama” es nuestra mente cotidiana, es la mente que atesoramos y que día a día nutrimos, es y ha sido desde temprana edad la mente que hemos alimentado y la cual consideramos normal, es la mente que decimos “mi mente”. Es nuestra mente ocupada, que parlotea y chatea todo el tiempo, es la mente del incesante monólogo interno. Es nuestra mente llena de deseos, aversiones, juicios, críticas, dudas, ansiedades, fantasías, ilusiones, ira, miedo, etc., etc., etc. Esta es la mente que pensamos que controlamos y dominamos.
Sólo en momentos de silencio descubrimos a esta mente simiesca, y nos percatamos que ésta mente “come” por sí sola, no nos necesita para existir y se auto-perpetúa instante a instante. En esos momentos es cuando tenemos que aceptar que estamos más confundidos de lo que pensamos. Esa es la parte desagradable de esta práctica, pero es sólo eso “una parte” de todo un hermosísimo proceso de auto-descubrimiento. Nuestro condicionamiento nos ha enseñado que debemos sentirnos bien y confortables cuando estamos inmersos en “nuestros” pensamientos y no confortables cuando los ignoramos. Démosle la bienvenida a nuestra mente de mono, a ese río o flujo de pensamientos dispersos.
La ventaja es que sabemos ahora que la mente de mono se nutre en la obscuridad (de la conciencia) pero se contrae o empequeñece bajo la luz de la observación (de la conciencia), este punto merece atención: la mente es clara y brillante –como dice un Sutra Budista- sin embargo, no debe confundirse con una mente que sólo es clara y brillante o sólo es obscura y turbia, todo aspecto de la conciencia humana posee dualidad de ahí que la mente clara también posee algo de obscuridad o la posibilidad de obscurecerse y viceversa, es decir, la mente obscura tiene en sí misma la raíz de la claridad. Para esto hay que practicar T’ai chi bajo “la dulzura del silencio interno.”
Todo lo arriba mencionado en los seis incisos anteriores tiene su culminación aquí, en la práctica del silencio interno al realizar los movimientos del Boxeo T’ai chi. Este es el punto donde Samadhi y Sung convergen, y donde la palabra “práctica” (entrenamiento) implica compromiso para adquirir experiencia directa, de primera mano. En este sentido la comprensión profunda viene del silencio más que de las palabras dichas.“La práctica” es simplemente un deseo hondamente enraizado para develar el secreto de nuestra propia existencia, comprender nuestro propósito en la vida y continuar en El Tao o Camino de perfeccionamiento de nosotros mismos.
Nuevamente tengo que preguntar lo siguiente a los no seguidores de esta disciplina o Vía o Vehículo llamado T’ai chi ch’uan ¿son acaso estos conceptos tan ajenos a ustedes o a sus tradiciones, que los taichiiistas merecemos tanto oprobio? Yo considero que los no-practicantes de T’ai chi tienen metas tan elevadas como cualquier otro practicante de otra disciplina, y también considero que todos estamos buscando lo mismo y que lo que buscamos lo hacemos a través de cosas que nos son gratas, y que lo que estamos consiguiendo es lo que estamos buscando. Entonces ¿por qué tanta crítica acre, áspera y desabrida? No comprendo. Todo es lo mismo nada más que bajo diferente presentación.
Avanzaríamos más si dejáramos esta mente simiesca y la convirtiéramos más en la mente despierta, abierta e incluyente.
El Camino del inmortal que no se sabe inmortal (la mente de mono) culmina con el inmortal que se sabe inmortal y que señala el camino para que otros lo recorran (la mente iluminada), pero “la práctica” nunca termina.
Así que este viaje del T’ai chi es acerca de algo, no trata de “la nada”. Es acerca de ti- ese inmortal que no sabe que es inmortal -y que con mucho esfuerzo, paciencia, voluntad, perseverancia, tenacidad y vitalidad se encamina (Tao) hacia un destino hondamente anhelado, el del inmortal que se sabe inmortal y que señala el camino para que otros lo recorran.
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