Practicar esta preciosa Forma de Espada de T'ai chi es uno de los "viajes" más interesantes que cualquier taichiista serio puede disfrutar. Es lo que hemos denominado un verdadero viaje del "inmortal que no se sabe inmortal" (o sea, cada uno de nosotros mismos al inicio de nuestro pasaje por el Boxeo T'ai chi) hasta llegar a ese "inmortal que señala La Vía" (otra vez nosotros mismos pero con la visión y madurez de un adepto).
Al igual que la Carpa que salta La Puerta del Dragón para transformarse en Dragón, lo cual implica toda una aventura en donde hasta la vida misma se pone en juego, tú, al iniciarte en las Formas de Espada de T'ai chi, deberías asumir con gran seriedad tu práctica ya que, cada vez que realices éstas coreografías con armas, puedes transformarte profundamente.
Si sólo se asume la idea de que estamos practicando una "formita" con una "espadita" de mentiras y no hacemos surgir el espíritu auténtico de la espada ni el espíritu del inmortal que se va transformando en el camino, difícilmente alcanzaremos la meta más elevada: tranformarnos en Dragones o en Inmortales capaces de señalar La Vía.
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