En el Siglo XVII vivió un monje zen llamado Tetsugen. He aquí uno de sus poemas de despertar:
Todos los fenómenos del universo, transformados, son ojos.
La tierra y el cielo manifiestan la luz profunda.
Si uno se aleja instantáneamente y para siempre de la dualidad del que está viendo y del visto.
El mundo ilimitado es el Diamante.
Como todo pensamiento zen este de Tetsugen "toca" algo profundo de cada uno de nosotros. En silencio un puede leerlo y releerlo sin esperar nada a cambio.
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